LA DESAPARICIÓN DE LA FILOSOFÍA EN LA EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR

(Respuesta a la  Subsecretaría de Educación Media Superior) 

Gabriel Vargas Lozano, Aureliano Ortega Esquivel y Roberto Hernández Oramas (*)

Adán Martínez, José Barrón y Víctor Ramírez publicaron en La Jornada el día 29 de julio pasado, un artículo en donde se pretende descalificar, sin mencionarnos, nuestras observaciones sobre la pretendida reforma del Marco Curricular Común en el Área de Humanidades por la Subsecretaría de Educación Media Superior.

Al hacerlo, el Dr. Juan Pablo Arroyo, titular del ramo, emplea a sus subordinados para responder a las críticas que hemos hecho a su proyecto, desconociendo la representación de nuestras asociaciones y la gran cantidad de profesores y profesoras que han expresado su oposición (véase MANIFIESTO EN DEFENSA DE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA). Esa actitud de menosprecio es muy conocida cuando se pretende asumir una posición autoritaria sobre la base de descalificar al interlocutor que, en este caso, son asociaciones que tienen una larga y rica tradición y que representan a la comunidad filosófica nacional. Solo mencionaremos que la AFM tiene 54 años de existencia y una serie de congresos internacionales en su haber; el COAPEHUM tiene un conocimiento preciso de la situación que guarda la filosofía en las instituciones educativas de todo el país y el OFM ha desarrollado una lucha activa desde 2009, cuando el gabinete educativo de Felipe Calderón, en forma igualmente arbitraria, desapareció las disciplinas filosóficas y humanísticas de la EMS.  

En el artículo de marras se dice que la filosofía no desaparece porque “está presente” en las asignaturas Humanidades I, II y III. Ya la UNESCO denunció que las disciplinas filosóficas no deben cambiar de nombre ya que ello implica un cambio de contenido, pero, además, porque contravienen tanto el artículo 3° Constitucional como la Ley general de educación, que en su artículo 30 distingue, de manera correcta, a la filosofía de las humanidades. La filosofía no se confunde y no se reduce a las humanidades ni éstas a aquella. El hecho es que en la propuesta no aparecen ya la Ética, la Estética, la Lógica y la Introducción a la filosofía como disciplinas íntegras enfocadas a la correcta formación de los estudiantes, ya que se disuelven en una suerte de “prácticas” y “conversaciones” que pretenden, a través de un método que llaman “transversalidad”, formar ciudadanos útiles, pero que ignoran, porque no tienen el referente explícito, que reflexionar y discutir acerca de su propia realidad puede llegar a ser una práctica filosófica única y exclusivamente a través del conocimiento y aplicación de herramientas discursivas y conceptuales específicamente filosóficas.  Agregamos que ni el subsecretario, ni sus voceros, responden a una serie de comentarios enviados por el OFM el día 11 de julio; mismos que a la fecha no han obtenido acuse de recibo. En dicho documento se afirma que en su propuesta desaparecen también otras disciplinas como la historia, la literatura, la antropología, la geografía humana, el derecho o las diversas artes y se pretenden sustituir mediante “prácticas en que [el estudiante] desarrollará o adquirirá herramientas que lo conduzcan a pensar su entorno, sin embargo, en la propuesta solo se habla de ensamblar fragmentos de las disciplinas científicas y humanísticas.  

La propuesta sigue el modelo de "campos formativos" y de la "transversalidad". Estas estrategias estuvieron presentes en la organización curricular por áreas de conocimientos en 1960, misma que experimentó ajustes en cada reforma sexenal subsecuente. Ante la pobreza de los resultados, en 1993 y hasta la actualidad, la integración de los contenidos por áreas se combinó con la organización por asignaturas”. Es decir, se trata de un modelo “fracasado”.

La fragmentación que se pretende no se identificará ni se resolverá con un enfoque como el mencionado y sólo permitirá, si acaso, una mención fugaz a cada fragmento de la realidad, propiciando la memorización (otra “bestia negra” de la propuesta”) de uno u otro de sus aspectos, pero no comprendiéndola como una totalidad articulada y compleja, sino acaso dispersándola, puesto que la “reflexión y discusión colectiva”, así se realice en “múltiples contextos”, no alcanza ni tiene recursos para lograr una verdadera formación integral.  De esta manera, ni se evita la memorización ni el enciclopedismo, y sí se abre paso a una “trasversalidad” espectral e infinitamente más problemática que las “viejas” disciplinas.

Finamente, en el artículo se involucran a una serie de instituciones como la Facultad de Filosofía y Letras; el Posgrado en Filosofía y la Preparatoria núm. 8, de la UNAM, LA Asociación mexicana de la lógica,  entidades que, hasta donde sabemos, no han emitido una posición oficial; pero además agregan que “son inspiración” sin aclarar en qué sentido lo son.

 (*) Coordinador del Observatorio Filosófico de México (OFM); Presidente de la Asociación Filosófica de México (AFM) y Presidente del consejo para la acreditación de programas educativos en humanidades (COAPEHUM) respectivamente.